La música electroacústica surge como una forma de música clásica durante la época moderna como consecuencia de la incorporación de la producción de sonido eléctrico como parte de la composición musical.
Los primeros desarrollos de la composición de música electroacústica durante el siglo XX están asociados con la actividad de compositores que trabajaban en estudios de investigación en Europa y los Estados Unidos.
En el contexto musical, la noción de experimentación caracteriza una posición radical frente a todas las dimensiones de la estructura musical, fonológica, gramatical, sintáctica y discursiva, para usar la terminología lingüística. El carácter experimental de las primeras composiciones electroacústicas estuvo muy ligado a la tecnología. En ese momento, no había instrumentos especialmente diseñados para esta forma de música, solo grabadoras, generadores de sonido, filtros. Cada fase de una composición requería una solución técnica diferente, que solo podía encontrarse a través de la experimentación. El hecho de que el compositor tuviera que realizar todas las operaciones manualmente contribuyó en gran medida a la densidad y complejidad formal de las primeras obras electroacústicas.
En efecto, nada se daba en la época, salvo quizás ondas sinusoidales continuas, y la necesidad de diseñar la forma y el contenido de una pieza antes de emprender su realización explica la existencia de muchas composiciones a la vez que absolutamente notables.
La música electroacústica que conocemos hoy en día proviene esencialmente de dos fuentes, la música concreta por un lado, nacida en 1948 en el Club d’Essai de París bajo la dirección de Pierre Schaeffer y la elektronische Musik por otro lado, lanzada por Herbert Eimert en la Nordwestdeutscher Rundfunk de Colonia.
Las intenciones estéticas de estos dos estudios eran originalmente diametralmente opuestas. La «Música concreta» se basó principalmente en material grabado: música, habla, sonidos ambientales cotidianos y otros ruidos.
Estos sonidos fueron luego transpuestos, invertidos, filtrados, fragmentados, recombinados, mezclados entre los equipos disponibles en los estudios de radio. Herbert Eimert, por su parte, ofreció música cuyo material de sonido se produciría completamente por medios electroacústicos, lo que a principios de la década de 1950 significaba hacer sonidos complejos a partir de técnicas elementales como trenes de pulsos u ondas sinusoidales, y luego procesarlos mediante procesos más o menos equivalentes a los adoptados por Schaeffer.