Zoom’Art Magazine

“Une nouvelle approche de l’Art”

Magazine Digital

Como producto de la revolución mexicana y la influencia de la arquitectura moderna internacional, la arquitectura en México comenzó a incorporar diversos lenguajes renovados. El uso del concreto y el acero se convirtieron en elementos dominantes en este panorama.
Ante la tendencia internacionalista funcional de la Bauhaus, México retoma elementos de su cultura prehispánica y se inclina hacia el ornamento. Esto resultó en una mezcla entre art Nouveau y estilos prehispánicos, así como art Deco con lenguaje indígena. Esta fusión se convirtió en una forma de reivindicación social. Ejemplos de ello se pueden encontrar en las colonias Condesa y Roma en Ciudad de México. Los arquitectos nacionalistas postrevolucionarios buscaban apoyar el socialismo institucional, incorporando colores vivos, motivos pictóricos y mensajes ideológicos de los muralistas, fusionando artes plásticas y arquitectura con la tradición indígena y vernácula.
El arquitecto marxista Juan O’Gorman, influenciado por la arquitectura moderna funcionalista, diseñó el estudio de los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo. Este estudio, creado en 1929, destacaba por sus colores y expresiones disruptivas. Toyo Ito, un arquitecto de renombre, visitó el estudio y elogió el enfoque innovador de O’Gorman.
Luis Barragán, con su uso del color y su enfoque místico en la relación entre muros y luz, contribuyó internacionalmente al entendimiento y valoración de la cultura mexicana relacionada con el color. Barragán fue galardonado con el premio Pritzker en 1980.
La Universidad Nacional Autónoma de México convocó a muralistas y temáticas ideológicas dominantes, como las de Siqueiros, Orozco y Rivera. Estos artistas trabajaron al lado de destacados arquitectos mexicanos de los años 50, con Mario Pani a la cabeza, coordinando proyectos urbanos de gran escala, muchos de los cuales estaban influenciados por Le Corbusier.
La Torre Latinoamericana, diseñada por Augusto Álvarez, es un testamento a la ingeniería y arquitectura mexicana, con su innovador sistema de cimentación en el terreno lacustre y sísmico de la Ciudad de México.
En los años 90, la Ciudad de las Artes, bajo la dirección de Ricardo Legorreta y con la influencia de Barragán, fusionó el lenguaje arquitectónico mexicano con enfoques de arquitectos contemporáneos jóvenes.
Teodoro Gonzales de León es uno de los principales exponentes de esta era, abriendo camino a la internacionalización de la arquitectura mexicana. Otros arquitectos de esta generación incluyen a Enrique Norten, Alberto Kalach y Sordo Madaleno.
Aunque la arquitectura mexicana moderna sigue siendo influenciada por tendencias globales, con el tiempo, el mercado ha tomado un giro más conservador, diluyendo el desarrollo único de la arquitectura mexicana contemporánea. Sin embargo, aún existen esfuerzos por retomar elementos tradicionales, como arcos y patios españoles, en un intento por preservar lo “MEXICANO” frente a influencias internacionales que a menudo se perciben como descontextualizadas o simplemente modas pasajeras.
En conclusión, figuras como Barragán y Legorreta, así como sus seguidores, han sido valoradas por su tendencia minimalista mexicana, con el uso de materiales rústicos, volúmenes introspectivos y un hábil manejo de la luz, posicionándolos como referentes del sello arquitectónico mexicano en el ámbito mundial.

Vito Ascencio, Arquitecto

Loading...