A continuación, en el tema de la música electroacústica, encontramos en nuestro camino al compositor estadounidense John Cage.
En 1935, John Cage, iniciado en la música por Henri Cowell, siguió durante unos meses las enseñanzas de Arnold Schoenberg, que impartía clases de armonía en la Universidad del Sur de California. John Cage pronto se revela como un artista total, voluntariamente músico, le había prometido a su Maestro Arnold Schoenberg que sería músico aunque su maestro lo viera más como un inventor de genio que como un compositor. A Cage también le gustaba recordar incansablemente estas palabras del padre de Pierrot Lunaire, a quien parecía respaldar, aficionado a la autoburla, ¿no dijo un día de sí mismo que era más «descomponedor» que «compositor»? De hecho, Cage fue un pionero incansable. Todo lo que llegaba a la mano era un pretexto para la experimentación. Huyendo de los caminos trillados, prepara el piano, utiliza la electrónica de una manera muy innovadora para la época y desarrolla sus obras mediante procesos impersonales diseñados con extrema minuciosidad.
A partir de la década de 1950, adopta métodos aleatorios de composición. Cage defiende una apertura al azar, pero también al silencio ya los ruidos concretos de la vida cotidiana, su Obra nombrada comúnmente «Silencio» se llama 4′33″ y es una pista compuesta por John Cage, a menudo descrita como «cuatro minutos y treinta y tres segundos de silencio», pero que en realidad se compone de sonidos ambientales que los oyentes escuchan o crean cuando se interpreta la pista, ésta obra es el comienzo de la llamada tendencia artística Pop Art en Norteamérica.
Fue influenciado por dos compositores en particular, el austriaco Anton Webern y el francés Erik Satie. Es considerado uno de los precursores de la música electroacústica, la performance, el minimalismo, la música repetitiva. Consideró posible hacer una composición musical cuya continuidad esté libre tanto de todo gusto como de toda memoria (psicología), y también de la literatura y de las “tradiciones del arte”.
Los sonidos entran en el tiempo-espacio centrados en sí mismos, libres de sumisión a cualquier abstracción, su circunferencia libre 360 grados para un juego infinito de interpenetración.
Massimiliano Donninelli - Director de orquesta y Compositor
