Igor KUBALEK en su ensayo «Reflexiones sobre el enfoque figurativo en el arte actual» aborda la justificación del valor simbólico de la figuración en la pintura. Los Testigos de la Época Formidable son los artistas no reconocidos. Testifican, como renegados o individuos ocultos. Sobreviven.

En la era actual, en la que las feministas se rebelan contra la representación de las mujeres como objeto erótico en el arte figurativo históricamente de producción masculina, es sorprendente que la presentación de la obra como objeto ideológico no cause conmoción. El artista se convierte entonces en un funcionario de la ideología. Sin embargo, no todo lo que se presenta oficialmente es malo. La relevancia de los mensajes varía tanto a nivel técnico como narrativo y estético.

La reificación del ser humano y la mercantilización de todas las disciplinas de las actividades humanas son características de nuestra época, sarcásticamente llamada la Época Formidable. Pocas personas han comprendido esta ironía, ya que se complacen ante el progreso y las falacias. El adjetivo «formidable» se refiere a la noción teatral del entretenimiento en la sociedad del espectáculo.

El testimonio magnánimo artístico, profesional y social es inevitable en esta etapa de descomposición del ser humano. En la Época Formidable, los artistas ocultos testifican que la evolución del arte continúa. No hay revolución. La revolución presupone la violenta destrucción de lo que se ha transmitido, lo que se ha logrado anteriormente, el borrado de la historia y la imposición de una tabula rasa para supuestamente construir un nuevo mundo. ¿No es la modernidad un eterno retorno a lo antiguo?