Del creador al universo post-covid
Camina en el esquema mental del creador frente al universo post-covid.
¿Cuál es la relación entre la arteterapia aplicada en el campo general de la salud mental global de la población y la práctica cotidiana del arte por un artista profesional que evoluciona en un universo constreñido por una pandemia mundial?
En mi opinión, este último, en virtud de su condición, está más en el papel de acompañante del terapeuta que del paciente. Para él, esta pandemia es sólo un período iniciático de su vida entre otros, capaz de enriquecer su creatividad que se construye a partir de su experiencia feliz o trágica, ambas inseparables de su personalidad. Esta especificidad mental, muchas veces innata, crea en él la necesidad de restaurar su visión y sus sentimientos del mundo que le rodea. Mundo repentino que yo llamaría la prisión existencial de la que sólo puede escapar a través de la creatividad. Posteriormente, si el testimonio de su tiempo a través de sus obras llega a la posteridad, quizás podrá dejar de generación en generación una huella en la historia del arte.
El constreñido aislamiento del creador, que se ha producido periódicamente en los últimos dos años, puede hacerle pasar de la angustia del lienzo blanco a momentos de exaltación pictórica durante su proceso creativo que lo proyectan en una especie de euforia constructiva hacia apagado, ver olvidar, aunque sea momentáneamente el desastroso destino de sus compañeros y, el morbo ambiente. Lo cual es actualmente el caso a través de este nuevo mundo post-covid que aún no ha terminado.
Eso nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: ¿es el creador un ser diferente al común de los mortales por sus dones particulares, su hipersensibilidad, su ego sobredimensionado para unos, y para otros un lado visionario que ilustre en tendencias surrealistas, fantásticas y suprarrealistas? El verdadero artista y creador tiene la capacidad de abandonar temporalmente su propia identidad como una forma de esquizofrenia para mimetizarse con la psique del personaje o el universo que representa para restaurarlo o transcribirlo visualmente, agregando su propio toque personal, lo que es lo más gratificante y profundo para devolverle la vida a su modelo en su entorno.
Por todo ello, en algunos artistas la salud mental puede parecer alterada pero, no es así, este es un buen índice de creatividad ver «Salvator Dalí». Es este diagnóstico en primer grado, como lo ha demostrado la historia del arte, que es el índice de la posibilidad del nacimiento de una obra maestra.
La historia del arte, desde la antigüedad, nos ha mostrado a través de la vida de muchos artistas que la salud mental y sus caprichos han jugado un papel preponderante en el desarrollo de sus obras, por ejemplo: “Bonaparte visitando a los apestados de Jaffa” de Antoine- Jean Gros que representa al futuro emperador desafiando el peligro para apoyar a sus soldados afectados por una epidemia de peste bubónica. Este Artista había dejado en un sombrero, después de haber puesto fin a sus días en 1835, este mensaje «Cansado de la vida, y traicionado por las últimas facultades que la hacían soportable, había resuelto deshacerse de ella», incluso para Nicolas de Staël que se arrojó desde lo alto de las murallas de Saint-Tropez en busca de lo absoluto.
Todo este malestar está ligado a la arteterapia en la medida en que el artista, como el común de los mortales, está constantemente sujeto a un fluir sensorial de emociones, con una fragilidad generada por su intimidad revelada al público. Su estatus le obliga a estar siempre dispuesto a interpretar y transcribir los más mínimos temblores sociales. Por ejemplo, Eugène Delacroix en su exaltación romántica inspirada en una lectura de Byron marcó a la opinión pública e internacional con su obra expuesta en el salón de 1824 «Las matanzas de Quíos» perpetradas por los otomanos que movilizaron a poetas, pintores y comités de apoyo a favor de los Griegos que obtuvieron su independencia en 1820.
Estamos testigos del mismo fenómeno con la guerra en Ucrania y la convergencia de todas las energías artísticas hacia la paz. No es casualidad que en el año 2000 se realizaron varias exposiciones sobre el tema “El 11 de septiembre visto por los artistas”. En la actualidad, las noticias amenazantes para el planeta con sus cohortes de desgracias, sin olvidar las guerras olvidadas, enriquecen este tema recurrente «Las desgracias de la guerra» (Goya y Guernica) y que es concretado por el difunto filósofo Gilles Deleuze que declaraba «Por un artista, ser testigo de su tiempo es un deber” y “El arte no está hecho para comunicar sino para provocar” lo que, en mi opinión, es válido para estos dos últimos casos. Hubo un tiempo en que el pintor, asumiendo todos los riesgos, trabajaba en los campos de batalla, periodista antes de tiempo.
En todo momento los artistas, que obtuvieron tardíamente este título, sinónimo de individualidad, siempre han sido considerados como personajes aparte pero tolerados y se han convertido en imprescindibles como eslabón de transmisión en el continuum de la historia del arte. Las dos cualidades inalienables para la construcción intelectual y mental del creador son «La humildad y la admiración», una de las mejores soluciones para aprovechar la enseñanza de los antiguos que son admirados por nuestros contemporáneos.
En algunos artistas, la terapia se manifiesta en un estado de vigilia permanente que engendra un sufrimiento indecible debido a la inaccesibilidad cualitativa de estar al nivel de Rubens, Velásquez, Rafael, Miguel Ángel y tantos otros artistas geniales. Frente al resplandor de estas obras maestras, lo conceptual nos devuelve al nivel regresivo del jardín de infancia a menos, para considerarlo, sin pretensiones, como una esencial digresión carnavalesca. Los modelos a seguir son esos gigantes del arte que deben arrancar a las nuevas generaciones.
La única manera de mitigar esta forma de frustración es nutrirse de estas múltiples influencias, asimilarlas para renovar y regenerar permanentemente los fundamentos que se actualizan automáticamente por la atmósfera del mundo actual. Para terminar mis comentarios sobre la renovación y evolución del arte, he adoptado esta cita latina que me parece muy apropiada “Non Nova, Sed Nove”, Nada nuevo pero de una manera nueva.
Alain Bazard
1961 Reçu à L’école Nationale Supérieure des Beaux-Arts de Paris.
1984 à 1994 Sociétaire du Salon d’Automne. En permanence dans les galeries Japonaise.
Depuis 2013 Président de la section peinture au Salon des Artistes français.
2014 Médaille d’Honneur. 2017 Prix TAYLOR.
Mouvement Les héritiers de DALI : 2015 Trophée Apocalypse Dore prix du jury.
Critique d’art membre de l’AMSC Reijinsha à Osaka et directeur artistique pour les Expos Japonaise OASIS à Osaka et Monaco.