Zoom’Art Magazine

“Une nouvelle approche de l’Art”

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Los autores de las pinturas rupestres de Altamira, en España, y de Lascaux, en Francia, no fueron meros artesanos de lo figurativo, sino auténticos artistas dotados de una sensibilidad estética y una capacidad de abstracción sorprendentes para su tiempo. Lejos de limitarse a reproducir lo que veían, supieron interpretar el mundo natural que los rodeaba con una maestría técnica que aún hoy nos asombra.

Las figuras animales, protagonistas indiscutibles de estas composiciones, revelan un profundo conocimiento del entorno faunístico y una aguda observación del movimiento, la proporción y la anatomía. El uso de pigmentos naturales demuestra no sólo una notable comprensión de la colorimetría, sino también un conocimiento empírico de la química: los artistas supieron identificar minerales y sustancias orgánicas, combinarlas adecuadamente y fijarlas con aglutinantes que resistieran el paso del tiempo, incluso en condiciones de humedad y oscuridad propias de las cuevas.

Pero lo más fascinante es, sin duda, la evidencia de pensamiento simbólico y abstracto. Estas obras, realizadas entre 15.000 y 30.000 años, no son simples decoraciones: son manifestaciones de una conciencia que trasciende lo inmediato, que busca representar, comunicar y quizás incluso ritualizar. En ellas se vislumbra el germen del arte como lenguaje universal, como espejo del alma humana.

Les œuvres d’Altamira

Cueva de Altamira y arte rupestre del norte de España.
Crédito fotográfico: Yvon Fruneau

Réplica del techo de la cueva de Altamira, Museo Arqueológico Nacional (Madrid).
Crédito fotográfico: José-Manuel Benito

Pintura ocre en la cueva de Altamira.
Crédito fotográfico: Didier Descouens

Bisonte pintado en la cueva de Altamira.

Les œuvres de Lascaux

Pintura rupestre en la cueva de Lascaux.
Crédito fotográfico : EU

Reproducción de la Sala de los Toros, Lascaux II.
Crédito fotográfico: Elke Wetzig

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